La facturación electrónica no es más que la digitalización de las facturas que las empresas o trabajadores autónomos remiten para cobrar los productos o servicios prestados. De este modo, una factura electrónica, igual que la de papel, sirve para justificar ciertas operaciones financieras. Es decir, tiene los mismos efectos legales, pero el formato en el que se expide y recibe es electrónico. Ahora bien, su expedición está sujeta al consentimiento de su destinatario cosa que no ocurre con las facturas tradicionales de papel.
El uso de factura electrónica favorece la reducción del impacto medioambiental por la eliminación del papel y de las emisiones del CO2 del transporte.
El origen electrónico del documento permite la integración automática en el sistema y, por tanto, su contabilización, dejando las facturas listas para su pago sin prácticamente intervención humana.
Incremento de la productividad del departamento de administración que, gracias a la automatización de este proceso, cuenta con más tiempo para realizar otras tareas de mayor valor añadido.
Mayor eficiencia y eliminación de errores humanos, como consecuencia de la automatización y de un tratamiento plenamente integrado.
La factura electrónica redunda en menores tiempos de entrega y cobro de facturas.
El envío de facturas se realiza empleando redes privadas o protocolos específicos como AS2, FTPS, WebServices, VAN (Value Added Network), etc.
Se elimina el riesgo de pérdida de documentos físicos gracias al almacenamiento seguro y la consulta digital de las facturas.
La factura electrónica es la puerta de entrada a la digitalización de las empresas. Las soluciones de facturación electrónica son escalables.
Mayor eficiencia y eliminación de errores humanos, como consecuencia de la automatización y de un tratamiento plenamente integrado.
La factura electrónica requiere un almacenamiento ágil, seguro y legal. Los documentos originales y firmados quedan resguardados durante, como mínimo, el tiempo que establece la legislación vigente.